martes, 21 de agosto de 2012

La belleza, el arte y el amor (productos de la memoria)

No soy un experimentado crítico de arte, por suerte no tengo que serlo y no tenemos que serlo, ya que para apreciar la belleza interna de alguien o algún objeto pues solo tenemos que evaluar subjetivamente que es la belleza y hacer una comparación con lo expuesto. Por obvias razones a mayor información pues mayores probabilidades de comparación, es decir, mientas mas conozcas, mas detalles evaluaras y subjetivizarás mas lo objetivo, desde este punto de vista es bueno no dejarse engañar por tanta información, sino ser más observador que narrador.

La belleza para apreciarla obedece a una comparación, y es previamente aprendida, tiene influencias externas relacionadas en muchas ocasiones con las carencias o necesidades de encaje recíproco entre la falta de tener algo que no se puede lograr y nosotros, entonces puede estar desde lo más superficial como en un cuerpo humano, o en la sabiduría, en la economía, en la falta de un padre, falta de juventud, etc. Siempre la necesidad desarrolla al cerebro prodigio del ser humano hasta obtener lo que quiere. Recordemos que todos somos muy inteligentes en función a lo que queramos (obviamente la inteligencia medida como potencial interno es decir como potencial cerebral. Todos tenemos neuronas, todos somos inteligentes, aunque al parecer todos no quieren desarrollar habilidades, pero bueno ese ya será otro tema).

El arte entonces es la expresión mínima del ser inteligente, ya que es parte de la naturaleza de uno mismo y puede ser apreciada mínimamente por un ser humano que eres tu, lo que digan los demás no importa, total esto ellos lo aprendieron, pero nació de ti, algo parecido es el amor y nace de ti y también será apreciado por ti, y para el resto solo será aprendido, es decir, producto de la memoria. Cuando te des cuenta que eres producto de la memoria de una persona o muchas, pues es hora de un cambio.

Después de tiempo fue agradable volver a escribir.